Rafa Ortega Simón
El caracol cani
El caracol tenía una gorra hacia
detrás, un pendiente con una cruz, el caparazón con grafitis, una camiseta
blanca de tirantes, una Harley y siempre estaba fumando.
Tenía un vecino, era un hormigón, el
hormigón armado. Este iba todos los días
al gimnasio, estaba superfuerte, pero tenía un defecto, no le gustaba la música
que oía el caracol, los 40 subnormales.
Un día el caracol se compró unos
altavoces muy grandes para escuchar la música que le gustaba. Puso un altavoz
en el balcón y otro en el patio y puso la radio con su emisora favorita.
El hormigón estaba haciendo
abdominales cuando, de repente, escuchó la música del caracol. Como odiaba esa
música llamó por teléfono a sus compañeros del gimnasio y fueron a la casa del
caracol. Cuando el caracol se asomó al balcón y vio todo ese ejército de
hormigones armados hasta los dientes se asustó y cogió la moto, pero la moto
estaba sin gasolina.
Entonces, de repente, escuchó a todos los hormigones pedir
auxilio salió al balcón y se llevó una gran sorpresa. Su amigo el oso
hormiguero, se estaba comiendo a todos los hormigones. Cuando terminó de
comerse a los 500 hormigones, el caracol cani le dio las gracias a su amigo y
se pusieron a celebrarlo con música de los 40 subnormales.
Colorín colorado, este cuento cani se
ha acabado.