viernes, 14 de marzo de 2014

Miguel Ángel Luque
UN ESPEJO ABURRIDO SOPLÓ A LA REVISTA EN LA FARMACIA

Hace unos años vivía en Martos un espejo que se llamaba Manolo. Manolo, no era un espejo normal, era muy aburrido. Su cristal era feo y estaba roto. Un día, desesperado, fue a la farmacia pero tenía que esperar. El espejo quería comprar un jarabe porque había pillado la gripe. Se sentó en una silla que había al lado de una mesa con una revista.

El espejo se sonó los mocos y a la misma vez sopló. La revista se abrió por una página muy extraña. El espejo miró la revista. En aquella revista salía un anuncio de medicamentos para morir. El espejo sonrió y dijo:
-¡Esta es la única oportunidad para ser feliz!- gritó.
Rápidamente cogió la revista y compró el medicamento. Fue a su casa a tomárselas antes de que alguien se diese cuenta. Cuando llegó a su casa soltó la revista y se tomó diez pastillas. Al cabo de un rato murió

FIN